Hace algún tiempo que no me pasaba por aquí…aunque en Instagram estoy bastante activa porque no exige tanto tiempo para editar textos, tiempo que no tengo. Ya véis…el tiempo…tiempo…tiempo…es que no hay un sinónimo con el que hacer la frase más atractiva, menos aburrida y predecible. El factor tiempo…

Y no se trata de que ahora vaya de un lado para otro como el conejo de Alicia, o como la empresaria de maletín y traje sastre que nunca seré, sino que  mi batalla con la tiroiditis de Hashimoto, fibromialgia y fatiga suprarrenal, ocupa todo mi (…) ya no lo repito más, prometido! Es un tema de equilibrio: una dieta adecuada, una suplementación minuciosa y gestión de estrés (ja!!) aquí Doña Autoinmune hablando de algo que se le escapa de los dedos como los donetes en el patio de un colegio. Pues ahí seguimos amigos y amigas, gestionando esa parte de mi vida, que aún siendo privilegiada con respecto a muchas mujeres de mi edad, me va dando sus palos a nivel tan personal que tengo los cimientos dinamitados. Pero no nos pongamos pejigueras, que como dice Alaska “no quiero más dramas en mi vida, solo comedia entretenida” y yo añado Y TARTAS MARAVILLA!!! Las penas con dulce…ya se sabe…

Aunque esta tarta parezca bastante decadente es sanota, equilibrada y pura sabrosura. Que una tiene sus principios, y la cosa va de darnos un gusto sin comportarnos como irredentas pecadoras.

Vamos con lo importante…