Cuando pensamos en sopas nos viene a la mente Mafalda…por lo menos a la gente de mi generación, allá por los años 70… Ese momento angustioso para la protagonista y que yo particularmente no compartía pues siempre me encantaron las sopas. Lo habitual en mi casa era empezar por una sopa en invierno y por una ensalada en los meses más cálidos. Recuerdo cuando este paso se lo saltaba mi madre porque ese segundo plato era ya muy contundente y yo preguntaba: y de primero? Y ella dándome una lección de humildad me decía: lengua de preguntadoras! Así que al contrario que Mafalda yo echaba de menos ese sopa…
Pues para mi regocijo desde hace un par de años en EEUU hay una línea detox que se está haciendo cada vez más activa a nivel internacional: el souping, o también llamado el nuevo juicing. Y por qué está tomando tanto protagonismo? Entre otras cosas porque como dice Jamie Oliver es un tipo de comida muy reconfortante. Podemos hacer esa depuración con caldos, sopas y cremas calentitas, donde además te sacias más tarde porque generalmente las tomarás poco a poco con una cuchara y sentada a la mesa. Slow food total! Otro factor a tener en cuenta es que en los zumos y batidos verdes se suele abusar de las frutas para que la cantidad de hoja verde que incluimos tenga un gusto más agradable, y eso incrementa los niveles de glucosa en sangre, sobre todo en los licuados verdes que al estar exentos de fibra la fructosa entra en sangre de forma más inmediata. En las sopas generalmente no hay fruta o se puede evitar en dietas anti-cándida, por ejemplo, sin que pierda la palatabilidad. Pero no pensemos que las sopas debido a la cocción han perdido sus propiedades organolépticas y nutricionales porque es muy importante tener en cuenta dónde las cocinamos y cuanto tiempo. Para eso debemos evitar cocciones a alta temperatura como ollas express, materiales tóxicos como cacerolas de aluminio, o recubiertas de cerámica con metales pesados etc…También evitaremos subir la temperatura más de 90º C y nunca más de 25min
En la crema que os presento a continuación he utilizado una “cocción por fricción” por lo que tenemos una sopa semicruda. Es decir, en mi Vitamix Pro300 hago sopas y cremas con una textura espectacular donde durante 5 a 7 min bato los ingredientes creando un calor natural que no pasa de 80ºC (comprobado con termómetro digital para chocolates)
Ingredientes:
- 4 patatas medianas (cocidas el día anterior)*
- 2 chayotes pequeños o 1 grande
- 1 cebolla dulce
- 1 aguacate
- 2 cuch/p de aceite de coco
- 2 cuch/p de moringa en polvo
- 2 cuch/p de miso no pasteurizado
- 350 ml de leche de almendra
- 1 cuch/p de especias “Beso del sol”
Para el topping:
- Quinoa roja (sobras de una ensalada del día anterior)
- 4 mitades de tomates secos
- Hojas de hierbabuena
- 1 aguacate en gajos
- Chorrito de AOVE
Preparación:
Las sopas preparadas en batidora son rapidísimas y muy sencillas. Además no manchas casi nada y no se utiliza fuego porque van cocinadas por fricción de las aspas a alta velocidad. Yo utilizo la VitamixPro300 ,pero si queréis que el apagado del programa sopas sea automático os recomiendo la VitamixPro750
Para empezar pelamos las patatas (aunque si son eco también las podéis echar con la piel), los chayotes y las cebollas. Pelamos y deshuesamos el aguacate. Troceamos todo y lo echamos en la batidora junto a los demás ingredientes. Ponemos la batidora en marcha a máxima potencia 7 min. Mientras preparamos el “topping”: picamos en trocitos los tomates secos, pelamos, deshuesamos y cortamos en gajos el aguacate, y lavamos las hojitas de hierbabuena.
Cuando tengamos la sopa preparada y ya calentita la servimos en dos cuencos y ponemos sobre cada uno de ellos medio aguacate laminado, unos trocitos de tomate seco, unas hojitas de hierbabuena y algo de quinoa. Chorrito de AOVE y listo!
Notas de ingredientes:
*Patata prebiótica: cuando pensamos en un prebiótico nos viene a la mente un alimento fermentado, pero en el caso de las patatas de esta receta el efecto prebiótico se lo confiere su almidón resistente (tipo 3). Algo muy interesante que descubrí gracias a un artículo de Lucía Redondo y Jesús Sanchis.
En él nos dicen que la patata cruda o el plátano verde son ricos en almidón resistente tipo 2. Un tipo de almidón diferente al tipo 3 (prebiótico) y del que hay ciertas evidencias de que en dosis altas puede ser contraproducente: aumento de los triglicéridos en sangre, reducción de una hormona llamada GLP-1 (ayuda a controlar el peso) y aumento del desarrollo de la bacteria E. Coli
Entonces cómo convertimos ese almidón nada beneficioso en un alimento-medicamento? El truco es fácil. Este “súper almidón” aparece cuando cocinamos la patata y posteriormente la dejamos enfriar; lo ideal es dejarla en la nevera (4-5 ºC). Durante este proceso, los collares que forman el almidón cambian su estructura dando lugar a lo que conocemos como almidón retrogradado. La nueva estructura generada ya no la podemos digerir, por lo que queda prácticamente intacta hasta su encuentro con nuestras bacterias, que sí que tienen “las herramientas” necesarias para deshacer este almidón y, con ello, alimentarse. Una vez enfriada la patata, la podemos volver a calentar, eso sí, a temperaturas no superiores a 130 ªC para mantener la nueva estructura creada y evitar que se vuelva, de nuevo, digerible y absorbible.
- En la “cocción” por fricción en la batidora no pasamos de 80º C así comemos esa patata en todo su potencial. De todas formas no recomiendo la ingesta de patatas en personas con problemas de inflamación articular, como la artritis, por el contenido de solanina que tienen. En ese caso podemos hacer lo mismo pero con yuca, plátano macho, chayote, avena, arroz o alguna legumbre. El proceso es el mismo: cocinado y enfriado en nevera. De esta manera reducimos la absorción de los hidratos de carbono, ya que hacemos que no sean disponibles para nosotros y potenciamos su efecto prebiótico, favoreciendo el crecimiento o actividad de nuestra microbiota intestinal.
Moringa: Llamada el “árbol milagroso”, “árbol baqueta” o “árbol de rábano picante”. Sus hojas son pequeñas y redondeadas, y están llenas de una increíble cantidad de nutrientes: proteína, calcio, beta caroteno, vitamina C, potasio… Los motivos para usar la moringa en nuestras dietas son muy amplios, pero sobre todo por su perfil nutricional:
- 9 veces la proteína del yogurt
- 10 veces la vitamina A de las zanahorias
- 15 veces el potasio de los plátanos
- 17 veces el calcio de la leche
- 12 veces la vitamina C de las naranjas
- 25 veces el hierro de la espinaca
Chayote: Para mi es la patata sin solanina. Es el fruto de una enredadera perenne (la chayotera, o chuchu en Portugal) Lo utilizo incluso para hacer las tortillas pues su textura es parecida a la de la patata. También se puede utilizar como un espesante muy nutritivo en las papillas de los bebés o ancianos. Se pueden tomar también crudos, de hecho pertenecen a la familia de los melones, sandías y pepinos. Es un fruto con bastante agua y pocas calorías. De efecto remineralizante y con gran cantidad de aminoácidos. Muy interesante en dietas adelgazantes, problemas renales, respiratorios (bronquitis, resfriados) e hipertensión.
Para los/las que os esteis preguntando donde comprarlos….nosotros lo hacemos en Agricultura Védica Mahasrishi
Ahora sí, buen provecho!!