¡Hola chuliños! Como podéis ver sigo dándole vueltas al tema de la comida rápida pero saludable. Esos platos que podemos hacer en un Domingo lluvioso y tranquilo para llenar nuestro ” fondo de nevera o congelador”, y que nos darán un alegrón cuando no tengamos ganas de cocinar, y de repente aparezcan ahí disponibles para nosotros como un regalo inesperado para el paladar. ¿A que suena bien?
En este caso recuperé una receta clásica del falafel pero versionado.
El falafel es un tipo de croquetas de garbanzos muy típicas de Oriente Medio, aunque su origen no está muy claro, y algunas fuentes lo enmarcan en India y otras en el Egipto…Es muy curioso que la palabra falafel venga de la palabra árabe “Filfil” y que signifique pimiento, porque actualmente no suelen llevar esta hortaliza. El falafel que más ha triunfado y se ha occidentalizado es el hecho con garbanzos y tahini (pasta de sésamo) aunque la mezcla original es con habas y garbanzos. Yo haciendo honor a sus orígenes utilicé garbanzos, habas azukis y pimientos, pero sin contenerme a añadir unas pequeñas variaciones jejeje
Como os cuento una de las variaciones que hice fue añadir azukis, pues considero que debemos reforzar los riñones y las suprarrenales sobretodo en épocas de estrés en el que el cortisol se pone a mil. Las azukis son unas legumbres de color rojo con una pequeña veta blanca y con forma de riñón. Tienen una sabor tan agradable y dulce que en Japón se utilizan en repostería. El relleno de los famosos pastelitos japoneses llamados Dorayaki se hace con azukis. Tengo ganas de “veganizar” y “desglutenizar”la receta de estos pastelitos y la subo al blog, porque siempre me tuvieron una pinta genial desde que vi que Doraemon los merendaba jajajajajajaja Pero bueno, esa es otra historia, yo he utilizado azukis por sus propiedades nutricionales:
- Protegen el corazón y el sistema nervioso.
- Estimulan el funcionamiento del riñón.
- Equilibra el azúcar en sangre por lo que se recomienda para personas diabéticas.
- Muy buena para la digestión y para potenciar una buena flora intestinal.
- Estimula la leche materna. Muy buenas también durante el embarazo.
- Ricas en minerales y oligoelementos.
- Ayuda en procesos de desintoxicación por su contenido en Tiamina (B1)
- Aportan calcio y muy poca grasa.
- Son altas en hierro por lo que se recomienda para tratar anemias.
- Con 80 gr ya tienes garantizadas tu ácido fólico diario.
Pero como me gusta darle vueltas y más vueltas al por qué de las cosas, mientras busco como ofreceros la versión más nutritiva, equilibrada y sabrosa de los platos terapéuticos…también les he añadido harina de almendras y copos de avena sin gluten. La avena, como os he contado en varias ocasiones, no tiene gliadina por lo que es apta para celíacos, pero en España por contaminación cruzada con otros cereales que si llevan gluten hace imposible garantizar su consumo para alérgicos al gluten. La que yo utilizo es ecológica, biodinámica y certificada sin gluten. La compro en CONASI.
Así que ya tenemos una masa completísima con dos legumbres (remojadas toda la noche), una harina de fruto seco (antes de convertirla en harina he remojado las almendras toda la noche), y un cereal sin gluten: la avena, y sus magníficas propiedades:
- Efecto sedante gracias a la avenina que calma el sistema nervioso y nos ayuda a dormir mejor.
- Propiedades saciantes y calmantes de las ansias por comer, sobretodo dulces, gracias al los betaglucanos.
- Calma la hiperactividad en niños y potencia su atención en clase.
- Mucolítica y expectorante. Una gran ayuda en bronquitis, tos y pulmones cargados.
- Baja el colesterol.
- Ayuda a la salud del corazón pues baja la hipertensión, y favorece una buena circulación.
- Equilibra el nivel de azúcar en sangre.
- Efecto prebiótico.
- Combate el estreñimiento.
- Previene las piedras en la vesícula y los cólicos.
- Es diurética
- Ayuda a incrementar la fertilidad.
¿A que ya tenéis más ganas de hacer esta receta? Pues manos a la obra!
Ingredientes:
- 250 grs de garbanzos
- 250 grs de azukis
- 150 grs de cebolleta (o cebolla dulce)
- 1 taza y 1/2 de agua
- 1 pimiento rojo mediano cortado en trocitos pequeños
- 1/2 taza de perejil fresco
- 1/2 taza de cilantro fresco
- 3 dientes de ajo picado fino
- 2 cuch/c de comino molido
- 1/2 taza de harina de almendras
- 1/2 taza de copos de avena sin gluten
- 1 cuch/s de bicarbonato
- 1 cuch/p de sal no refinada
- Pimienta negra al gusto
- Pimienta de cayena al gusto
- Clavo de olor al gusto
- Aceite de oliva
Preparación:
Se dejan a remojo las legumbre la noche anterior.
Al día siguiente se meten las legumbres (sin cocer) junto a los demás ingredientes (menos la sal, las especias y el bicarbonato) en un procesador de alimentos tipo Cuisinart, Vitamix… o cualquier batidora con muca potencia. Batimos hasta conseguir una mezcla muy espesa.
Echamos todo en un bol y le añadimos la sal, las especias y el bicarbonato. Dejamos reposar 40 min
Formamos las salchichas con las manos. Las pincelamos con aceite de oliva y las ponemos sobre una bandeja del horno forrada con papel de hornear. Las horneamos a 180ºC unos 20 min. También se pueden freír pero es menos saludable. yo las hice por la mañana y a la hora de comer las pasé por la sartén unos minutos con aceite de coco. Las acompañé con verduras salteadas que sobraron de la cena de ayer. Riquísimas!!!
Buen provecho y hasta pronto!