Sé que esta receta está repetida infinitas veces en blogs y foros pero, como voy a usarla para mi próxima receta, la incluyo también aquí. Personalmente no soy muy aficionada a tomar esta bebida, el sabor no me resulta del todo agradable, pero es indispensable para otras recetas. Y aquí queda también para aquellos que quieran aprovechar todos sus beneficios como bebida diaria.
Ingredientes
  • 2 tazas de centeno
  • Agua
Uso un bote de cristal de dos litros de capacidad y pongo dentro las dos tazas de centeno, lo lleno con agua fría (del tiempo), tapo y agito para que todos los granos entren en contacto con el agua. Lo cubro con una gasa y un elástico. Este primer proceso es un germinado “normal”, así que dejo el centeno en remojo de ocho a doce horas.
Después de este tiempo tiro el agua poniendo un colador en la parte de arriba del bote, vuelvo a llenarlo y aclaro bien el centeno las veces que sea necesario hasta que el agua salga limpia. Lo escurro bien con el colador, lo tapo con la gasa y lo dejo reposar durante ocho o doce horas más. Repito este proceso hasta que el centeno comienza a germinar.
En el momento en que comienzan a ser visibles los pequeñísimos brotes aclaro el centeno, lo escurro bien y lleno el bote con seis vasos de agua fría (del tiempo, de nuevo), tapo el bote con la gasa y el elástico me olvido de él en un lugar (preferentemente a oscuras) durante dos días.
Después de estos dos días cuelo el blanquecino líquido resultante y ese es mi “primer” rejuvelac. Digo que es el primero porque puedes repetir esta última operación hasta tres veces, la segunda con sólo un día de reposo y la tercera con doce horas. Yo no suelo repetirlo porque el sabor va haciéndose más fuerte con cada una de las fermentaciones, pero para quien lo toma a diario es genial poder obtener tantos litros de un sólo cultivo.

Puedes hacer esta bebida con cualquier tipo de cereal germinable.