¿ A quien no le gusta los arándanos? ¡ Qué levante la mano! mmmmm lo sospechaba…

Pues en mi casa siempre me decían: ¡para el que no quiere tengo yo bastante! Aunque también podría aplicarse aquello de…” el que no quiere caldo, que le den dos tazas”, aunque al precio que están los arándanos, y últimamente la quinoa…mejor no insisto.

Adoro la quinoa. No solo por su sabor y textura, sino por lo versátil que es en la cocina. Y si además añadimos su plus nutricional es un alimento 10:

  • No contiene gluten.
  • Aporta proteínas de gran biodisponibilidad por tener todos los aminoácidos esenciales.
  • Contiene mucho menos almidón que los demás cereales por eso no provoca mucosidad.
  • Las personas diabéticas y con candidiasis pueden consumirla por su bajo índice glucémico.
  • Es baja en grasas.
  • Es alta en fibra y aporta vitaminas como la C, E, B1, B2, B3, E, ácido fólico y minerales como el magnesio, calcio, hierro y potasio.

La pega…¡el subidón de precio que ha tenido en el último año! LLegando a costar un paquete de 500 grs casi 8€ dependiendo de la marca. Me han contado en la biotienda que suelo comprar ,que empresas como esa que su nombre termina en “santo”, están coaccionando a los agricultores andinos para que dejen de plantarla y se pasen a sus transgénicos… tan rentables para ellos. Así que la quinoa escasea, y la que hay está en manos de especuladores. Así nos va… ya veis que hoy estoy muy reinvindicativa jeje

En fin, la quinoa era un alimento que estaba en nuestro plato unas tres veces por semana en forma de panes, guisos, woks, croquetas, albóndigas, hamburguesas, mueslis, cremas dulces, pasteles etc…pero ahora priorizo otro tipo de cereales más humildes como el arroz integral o el trigo sarraceno.

Aún así, por las razones ya dichas, la quinoa es un cereal que no debemos olvidar y darle un sitio especial en nuestra despensa. Y si estamos de comida de Domingo, (un abrazo papá!, se llama Domingo) pues tiramos la casa por la ventana y la acompañamos de arándanos. Tan buenos para esas cistitis…ainsssss cuaaaaantas consultas de mujeres desesperadas con cistitis de repetición!

Yo uso arándanos congelados. ¿por qué? Pues porque cerca de nuestra casa hay zonas de arándanos silvestres. Cuando es la época cogemos unos pocos (no hay que ser egoísta) y los congelamos para usar en varias recetas. Pero también los tenéis deshidratados y listos para usar todo el año, es otra opción.

Pues sin más deMora, solo arándanos (chiste fácil) aquí os dejo esta sencilla receta que espero que os haga salivar a lo Homer Simpson 😉

Ingredientes:

  • 2 tazas de quinoa
  • 2 cuch/p de aceite de coco ( o de oliva)
  • 4 tazas de caldo vegetal (agua reservada de  cocinar verduras anteriormente)
  • Cúrcuma al gusto
  • 2 cuch/c de sal del himalaya (o cualquier otra sin refinar)
  • 2 manzanas
  • 2 puerros
  • 1 pimiento pepino
  • 100 grs de arándanos
  • 70 grs de garbanzos cocidos
  • 2 cuch/s de semillas de sésamo
  • 1/4 bote de maiz dulce
  • 2 cuch/p de azúcar de coco (u otro endulzante saludable)
  • 50 grs de alubias verdes
  • 1/2 vaso de agua
  • brotes verdes

cuch/s : cuchara sopera  cuch/p : cuchara de postre  cuch/c : cuchara de café

Preparación:

Lavar la quinoa muy bien y repetidas veces bajo el grifo de agua fría. Debemos insistir para que salga ese polvillo blanco que son las saponinas. Si al hervir la quinoa ves que hay espuma en el agua es que no eliminaste las saponinas del todo. Retira esa espuma con un cucharón y para la próxima ya saber qué hacer 😉

Cuece la quinoa con el caldo vegetal durante y la sal durante 15 min con la tapa de la olla puesta. Se cocina a fuego suave y sin remover para que el grano quede entero y no pierda consistencia.

Mientras la quinoa se cuece vamos preparando las verduras:

Cortamos las manzanas en trozos (yo no les quito la piel pues son ecológicas). Limpiamos y cortamos en tiritas los puerros. Lavamos y cortamos el pepino.

En una sartén cerámica, o cualquiera antiadherente que no lleve teflón, ponemos a calentar el aceite de coco (lo elijo porque es un aceite que no se desnaturaliza al calentarlo) con el azúcar de coco u otro endulzante tipo estevia, agave o yacón. Lo ideal es un endulzante de bajo índice glucémico.

Cuando ya está al punto esta especia de caramelo echamos la calabaza trocedada, y la sofreímos durante unos minutos. Añadimos el medio vaso de agua. Tapamos la sartén y dejamos 5 de minutos más. Ahora añadimos los demás ingredientes troceados junto con la cúrcuma. Tapamos y esperamos 7 min a fuego bajo. Si ves que necesita añadir un poco más de agua hazlo. Pero poca porque deben tener un punto al dente.

Por último añadimos los arándanos y los brotes verdes. Un par de minutos más al fuego con la sartén descubierta y ya está.

Para servirlo se puede hacer de dos maneras:

Puedes echar el acompañamiento, como ves en la foto, en la olla de la quinoa y remover un poco dejando reposar tapado unos 5 min antes de servir.

O puedes servir la quinoa con al acompañamiento a un lado. Es cuestión de gustos.

¡A disfrutar, y gracias por estar ahí!