Siempre había pensado que la levadura de cerveza era sana sanísima y una fuente importante de vitaminas del grupo B, además de ser un suplemento de primerísima calidad…la utilizaba para dar ese toque a queso curado a los quesos de frutos secos, para darle cuerpo a las quiches veganas, para aliñar las salsas de ensaladas, saborizar bechameles, complementar batidos verdes etc…la excusa para usarla siempre me parecía perfecta!! pues va a ser que no…para esta receta de “parmesano” he utilizado Levadura Nutricional!!

Existe una gran diferencia entre levadura de cerveza y levadura nutricional. Ahora lo sé!! Y te la voy a contar por si tú aún no lo sabes:

La levadura de cerveza proviene de la fermentación de la cerveza, es un subproducto de la industria cervecera. Para esa fermentación se utilizan granos (trigo, cebada…)malta y flores de lúpulo entre otras cosas…el lúpulo es lo que le da ese sabor amargo a la levadura de cerveza seca.La que compramos como desamargada requiere un proceso en la última operación de secado en la que le añaden edulcorantes para hacerla más agradable…Por lo tanto es un producto demasiado manipulado y nutricionalmente pobre.

La levadura nutricional es la mejor alternativa a la levadura de cerveza. Es una levadura cultivada en un medio específico para conseguir un producto nutricional puro y altamente nutritivo. Proviene de una cepa primaria de la Saccharomyces Cerevasiae que se cultiva en una mezcla de melazas de caña y remolacha bajo condiciones controladas cuidadosamente.Esto garantiza un producto libre de Candida Albicans. Esta levadura es rica en fibra, proteínas completas y es una de las fuentes más importantes de vitamina B2 o Rivoflamina. También es rica en Magnesio, Hierro, Fósforo, Cobre, Zinc y Cromo.



Para conseguirla tenéis que pedir Levadura Nutricional o Nutritional Yeast. No creo que os cueste tanto encontrarla…os pongo una foto de una de las marcas que podéis comprar, por ejemplo, en www.mundoarcoiris.com



Ingredientes:

  • 2 berenjenas
  • 1 pimiento rojo
  • 3 zanahorias
  • 1 lata pequeña de maíz dulce
  • 1 taza de leche de coco (vienen en latas o bricks)
  • 2 tazas de agua
  • 1/2 taza de nueces molidas
  • 1 cebolla dulce
  • 1 taza de quinoa
  • 3 cuch/s de levadura nutricional
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal no refinada
  • 2 dientes de ajo 
  • pimienta negra
  • semillas de chía
 
Preparación:
 
Cortamos las berenjenas longitudinalmente con la ayuda de una mandolina. Las ponemos sobre un escurridor de verduras después de sazonarlas para que suelten agua y pierdan amargor. Dejarlas unos 10 min.
 
Cortamos en tiras el pimiento. Laminamos las zanahorias con la mandolina y picamos muy finito la cebolla y los ajos.
 
Lavar la quinoa bien bajo el grifo de agua fria para que pierda las saponinas que le otorgan ese sabor amargo. Ponemos a hervir en una olla la quinoa con el agua y la leche de coco durante unos 5 min. Bajamos el fuego y hervimos unos 10 o 15 min más. Retiramos del fuego, salamos y le añadimos la “harina”de nuez y la levadura nutricional. Tapamos y reservamos.
 
Limpiamos las berenjenas del exceso de sal y de agua con la ayuda de papel de cocina.Pincelamos con aceite y pasamos a la plancha. En otra sartén freímos, el pimiento, las zanahorias, la cebolla y el maíz con un poco de pimienta negra, sal y los ajos picados.
 
A la hora de montar el plato disponemos las tiras de berenjena, zanahoria y pimiento intercalando con capas de quinoa “parmesana” y cebolla con maíz dulce.
 
 
Adorné el plato con reducción de vinagre de módena mezclado con aceite de oliva. Y sobre el montadito espolvoreé semillas de chía.