En agosto de 1992, a los 88 años de edad, murió en Suiza la Dra. Catherine Kousmine sin que ninguna publicación médica oficial se hiciera eco de su desaparición.
Tampoco durante su larga carrera dedicada a la investigación y tratamiento de enfermedades degenerativas, encontró el interés que merecía. Como una más de tantos científicos que han tenido la valentía de cuestionarse los
conocimientos adquiridos, ella trabajó sin apoyo ni subvenciones. En el cerrado mundo del poder establecido, no hay lugar para los disidentes, sobre todo si no prometen ventas.
Fueron sus éxitos clínicos con enfermos graves los que le proporcionaron un prestigio creciente. Poco a poco algunos médicos jóvenes se interesaron por sus trabajos y con el paso del tiempo se creó la «Association Médicale
Kousmine Internationale», con sede en Dijon, cuya finalidad es la de proseguir y divulgar sus investigaciones.
La Doctora Kousmine nació en Rusia en 1904, en el seno de una familia acomodada. Desde 1908 su padre, pequeño industrial, la lleva a pasar el invierno a Suiza. En 1916, a causa de la guerra, se insatalan definitivamente en ese país. «En los años 40 -cuenta su libro Salve su Curepo- el índice de cánceres aumentaba.
Pensé que debía intentar comprender esta enfermedad. Instalé un laboratorio en la cocina de mi apartamento y estuve estudiando ratas durante 17 años. Busqué en el instituto Curie de París una especie de rata que desarrollaba cáncer mamario en un 90% de casos.
En dicho Instituto eran alimentadas con comprimidos nutritivos, pero yo no podía pagarlos y les daba pan seco, trigo integral, zanahorias crudas y levadura de cerveza. Es decir, mezclaba una alimentación natural con otra
desvitalizada, como el pan blanco. La proporción de tumores descendió al 50%. Al principio no comprendí la causa, pero más tarde supe que eran los alimentos crudos y naturales los que disminuyeron de forma tan importante el índice de
tumores».
La Doctora Kousmine ha puesto a disposición de médicos y enfermos una larga experiencia para prevenir y tratar enfermedades degenerativfas. Consciente del desinterés de sus colegas, afirmó: «el cambio de mentalidad pasará por los enfermos, no por los médicos».
La esencia de su mensaje es que cada uno de nosotros es el directo responsable de su salud. Su concepto hipocrático de
«SOMOS LO QUE COMEMOS» Y «NO HAY ENFERMEDADES DEGENERATIVAS SIN INTOXICACIÓN CRÓNICA DEL INTESTINO» dió forma a su método, basado en 4 pilares:
Alimentación sana: hay que reducir las proteínas animales y grasas saturadas, suprimir los azúcares, harinas y aceites refinados y sustituirlos por alimentos frescos, granos enteros y aceites prensados en frío.
Limpieza intestinal: las enfermedades degenerativas van estrechamente vinculadas a la intoxicación crónica que empieza en el intestino y el hígado.
La práctica regular de enemas forma parte de su método.
Alcalinización de la orina: la dieta occidental es adificante. Para neutralizar dicha acidez el organismo debe recurrir a sus reservas de sales minerales, creándose una carencia de los mismos, que hay que corregir.
Suplementación con vitaminas y minerales: la dieta occidental es excesiva, pero crea muchas carencias, en particular de vitamina F, al consumir aceites refinados y grasas saturadas. Los suplementos en vitaminas y minerales
formaban parte también de su método.
El resultado de poner en práctica este método es que a los pocos meses aumenta el potencial de salud y bienestar del paciente. Fundación Dra.C.Kousmine