CONÓCEME
Soy Carmen Méndez, perseguidora infatigable de la salud más óptima, apasionada de la alquimia nutricional, muy fan de “el pensamiento crea materia” y de los gatos en general.
En el segundo acto de mi vida…
CONOCEME
Soy naturópata, especialista en psiconeuroinmunología clínica, medicina natural, y en el tratamiento integrativo de enfermedades autoinmunes.
Durante casi 15 años, diseñé, organicé, y dirigí, las estancias terapéuticas y detox, los talleres de cocina y nutrición terapéutica, además de la consulta de medicina natural, en la que fue una de las casas de turismo rural, y salud natural más potentes de Galicia, en plena Ribeira Sacra orensana: Caserío da Castiñeira. También llevé personalmente la cocina de nuestros huéspedes y pacientes (personalizada en casos de alergias e intolerancias, patologías autoinmunes etc..). Allí tuve la oportunidad de acompañar en esa aventura, hacia una salud más óptima, equilibrada, consciente, e integrativa, a mucha gente maravillosa. Gracias de corazón!
Ha sido una etapa de crecimiento, formación continua, y trabajo en equipo, del que estoy muy agradecida. Pero todo tiene un final, y desde el verano de 2023 mi vida ha tomado un rumbo diferente. Renovarse o morir, dicen…pero yo prefiero el “renovarse y reVivir”
Hoy el equipo es otro, mi hogar es otro, yo soy otra, mi vida es otra, y mi formación profesional es mejor. Un nuevo comienzo a los 50, después de una gran crisis personal y de salud, es una oportunidad para desplegar las alas de Fénix, y afianzar mis metas proyectando otro reflejo: el de una mujer que se quiere, y honra a la niña que fue, y a la anciana que será. Que por fin es suficiente, y que está en un proceso de sanación muy enriquecedor y motivante. Una mujer de 50 años que trabaja para ayudar a otras mujeres en ese mismo proceso, pues los cambios no deben darnos miedo. No debemos paralizarnos. Lo que nos debe aterrar es perpetuar lo que nos está enfermando, ya sea por inercia, por creer que no nos merecemos algo mejor, procrastinación, o porque lo veamos inalcanzable. Si seguimos haciendo todo igual, seguiremos igual. ¿Y quién quiere vivir en un continuo día de la marmota? Sobre todo si ese día se parece demasiado al infierno…
Te diré una cosa: tal vez eso que no funcionó fue en realidad lo mejor que te pudo haber pasado. Tal vez lo que perdiste te salvó de perderte. Tal vez esa situación de rechazo fue la vida misma que te protegió de lo que no era para ti. Y a veces toca preguntarse a una misma, ¿y si todo esto que estoy viviendo me estuviera preparando para la vida que imaginé?
Puede que cuando ya no perteneces a un lugar, sea la vida misma quien se encargue de ponerte en escenarios incómodos hasta que tú puedas atreverte a salir de ahí. Porque a veces el dolor, sin romantizarlo, es la señal que nos indica que es tiempo de movernos y hacer un cambio. Y aún que todo ello te parezca caótico, quizás solo está sucediendo para que puedas salir de donde ahora mismo ya no perteneces, porque no se corresponde con la vida que tú sientes que mereces, o que tanto bien pueda hacerte.
La Vida empieza hoy, el pasado es una anécdota más, y el futuro es de las valientes
Llegados a este punto, que ya hay confianza, coge una taza de té , café, chocolate, o lo que quieras. Pero coge esa tacita, que te cuento un poco más sobre mi camino de baldosas amarillas:
En la adolescencia comenzaron mis crisis de pánico. A los 14 años, sufrí lo que en aquella época diagnosticaron como ataque epiléptico, con el tratamiento farmacológico indicado para esa dolencia. Fue un episodio extraño, durante el cual se me paralizó el lado derecho del cuerpo durante una media hora eterna. Además de convulsiones, incontinencia, pérdida de visión y audición, pérdida de consciencia…
Nunca más se repitió, pero dejó profundamente arraigadas en mi mente 4 cosas: el miedo, la inseguridad, la vergüenza al que dirán, y la ansiedad.
Durante 11 años agitaba continuamente mi brazo derecho para “despertarlo” porque creía sentir que empezaba ese episodio en el que mi mano no me respondía, y podría terminar en un ictus irreversible o la muerte. En demasiadas ocasiones tuve que salir corriendo de clase, bajado de un autobús, cancelado algún viaje, o salido de alguna casa o local, para aliviar esa crisis, o tenerla en la intimidad. Otras veces acababa en el servicio de urgencias de un hospital con un cuadro ansioso en plena crisis de pánico.
Con 16 años mi regla desapareció. Para siempre. Nadie pensó que lo más indicado para aquella disfunción ovárica era un tratamiento psicológico (Ourense años 80…) sino más bien un coctel hormonal que arruinó mi salud, empezando por mi tiroides y cambió mi constitución corporal. Todo porque aquel ginecólogo, del que ojalá pudiera decir su nombre, amedrentó a mi madre con aquella frase “para evitar que la niña se virilice”, algo inadecuado y sin ninguna base científica, como se demostró años más tarde cuando retiré toda esa medicación. La niña solo tenía terror a la muerte, con crisis de agorafobia….
Cuándo tenía 20 años ya tomaba hormonas sintéticas para mi tiroides, otras para mis ovarios , fármacos para mi fatiga suprarrenal ( derivada de picos de cortisol), calmantes y antidepresivos. Por circunstancias de la vida, sincronías mágicas…me hago vegetariana, pero vegetariana de los 90, en la Galicia interior… es decir, poca información nutricional, pocas opciones para sustitución de ciertos alimentos, poca comprensión externa, y poco tiempo para cocinar durante la universidad. Mucho tofu, mucho seitán, demasiado queso, y soja texturizada con arroz y lentejas. Chimpúm! Nada de esto ayudó a revertir el cuadro, por supuesto.
A los 26 años, y otra sincronía mágica, hace que caiga en la consulta del Dr. Cristóbal Fraga. Y por fin mi vida cambió a mejor. Me explica con claridad, empatía, paciencia y cariño, como solo un gran médico y persona sabe hacerlo, de “qué van” eso de las crisis de pánico y angustia. Empiezo a saber usar la nutrición como herramienta para una buena salud integral, física y mental. Descubro de su mano el Protocolo Kousmine, y un montón de libros sobre medicina natural, que asientan la base de lo que soy hoy como terapeuta. ¡Y por fin adiós a las crisis de pánico, hola a la vida sin cortocircuitos! Pero sigo comiendo vegetariana, ya casi vegana…y en mi caso, no era una buena idea al tener trastornos autoinmunes. En esa época desarrolló un liquen plano en mi piel y una candidiasis sistémica. Ya se sabe… una autoinmune nunca viene sola.
A todo esto, mis trabajos y relaciones personales, no contribuyeron tampoco a la calma que se requiere para gestionar esa salud de pacotilla…pero esa es otra historia…vamos a darle al botón de las flechitas FF.
Empieza mi carrera como terapeuta en el 2008, ya con 35 años. Dejo mi anterior trabajo en Monforte, y apostamos por convertir un viejo caserío del 1700 en una casa de turismo rural vegana, y de salud natural. Salimos en diferentes medios de comunicación al ser la primera casa de España de estas características. Colaboro con revistas de cocina vegetariana/vegana, y salud integral, hacemos retiros, organizamos eventos deportivos, cursos y talleres de cocina etc…
Durante muchos años la vida profesional empezaba muuuuuuy temprano y acababa de madrugada. La implicación era 24/7 sobre todo en las largas estancias de pacientes oncológicos/Gerson ,que requerían cuidados extra, y atención multidisciplinar. Pero sin olvidar a los demás huéspedes con sus necesidades y expectativas diferentes, el servicio de restaurante eco-vegano, la consulta abierta a externos, los cursos/talleres, colaboraciones, estudios (siempre hay que estar en constante actualización) …resumiendo: pasa una década así, y vuelven las crisis de pánico, la fatiga suprarrenal, y una tiroiditis de Hashimoto con tormentas tiroideas que me dejaban K.O en minutos. La alopecia androgenética es cada vez más visible, y eso me hunde más..
Por otro lado, a nivel personal la cosa no es mucho mejor. Mi deseo de ser madre llega a la obsesión. Me siento frustrada, irascible, incomprendida, abandonada, y muy dolida… como si en eso tampoco pudiera estar a la altura de las expectativas de los otros. Quiero hacerme un tratamiento de fertilidad, pero no recibo el apoyo necesario. Quiero adoptar, y tampoco. El eterno muro de la luz de gas…
Comienzo a tener cojeras puntuales con inflamación de ambos tobillos. Dicen que es fibromialgia. Dolores muy fuertes abdominales, con mucho ardor de estómago, mareos, vértigos, e insomnio. Muchas veces tengo que dejar el trabajo que estoy realizando para tumbarme en el suelo y levantar las piernas contra alguna pared. De esa manera, reseteo y sigo adelante, pero a tope de adrenalina. Resultado: 4 úlceras gástricas, 1 úlcera esofágica y un par en el duodeno.
Y vamos a dar el último salto cuántico, para las que aún seguí aquí…leyendo…
Cinco meses antes de que nos confinen, durante la pandemia de 2020, se muere mi padre con solo 72 años. Nos encierran en pleno duelo, se cierra la casa rural, y vivo la traición más rastrera. Depresión en soledad por segunda vez en toda mi vida. Esta vez sin fármacos, buscando soluciones más integrativas, sostenibles en el tiempo, y holísticas. Engordo unos 20kg ( el sobrepeso siempre fue un lastre en mi vida de pareja, y profesional) y me encierro en mi piso lejos de la Castiñeira, porque “me recomiendan” que dada mi mala salud,y aspecto físico, iría en detrimento de una casa de salud. Vamos, que yo era todo lo contrario a una influencer. Algunas risas y burlas sobre mi situación y conformación corporal, también escuché de algunas de mis huéspedes de detox. A vosotras también, muchas gracias. Todo lo vivido me ha hecho más fuerte. Y como dijo Sigmund Freud :
” Antes de que te diagnostiquen con depresión o baja autoestima, primero asegúrate de no estar rodeada de idiotas”
Los dolores articulares se vuelven cada vez más incapacitantes, y me hacen unas pruebas muy concretas, y completas, porque mi reumatóloga sospecha que no es fibromialgia. Y bingo!…no lo es…es artritis reumatoide. En ese momento estoy estudiando un Máster en Tratamiento Integrativo de Enfermedades Autoinmunes, lo consulto con el profesorado y llegó a la conclusión de que debo dejar los más de 20 años de veganismo (los últimos incluso libres de soja y gluten) por una dieta más ancestral y antiinflamatoria. Empiezo hace 3 años a comer pescado y huevos. Eliminó totalmente los cereales y legumbres de mi dieta. Y empiezo a hacer unos cambios en cuanto al descanso, ritmos circadianos, luz solar, ejercicios de fuerza, suplementos personalizados etc…La PNI empieza a dar sus frutos y bajo sin problema 25kg, aparecen de nuevo el buen humor, las ganas de emprender proyectos nuevos, la fortaleza articular, la regulación tiroidea, las digestiones sin dolor ni ardores etc…
Y ya estamos en 2023…
En pleno resurgimiento, feliz como una perdiz, afrontando nuevos proyectos, y motivada como un ejército de Cheerleaders. Mi cambio de alimentación vegana, por más de 20 años, a una nutrición con flexibilidad metabólica ( Keto /Paleo ) con ayuno intermitente, ejercicios de fuerza, y suplementación personalizada, me hace bajar más de 25 kg ( de pura inflamación ) en menos de año y medio. Mis patologías autoinmunes están controladas y en remisión. Mi salud física y mental está a prueba de bombas, estoy en proceso de especialización dentro de la PNI, algo que me hace especialmente ilusión, y además siento que he dado con las teclas adecuadas para estar cada vez mejor, tanto yo, como mis pacientes en consulta. Soy, por fin, lo que siempre quise reflejar.
Pero resulta ser todo un espejismo, el peor y más cutre decorado del más miserable de los teatros de tercera. Y a pocas baldosas amarillas de llegar a Oz… se caen las máscaras, y el cuento del cuentista por fin llega a su fin.
Si hay una moraleja que pueda definir con más precisión este último año, y que llevaré como una lección a fuego en mi ADN, es que prefiero la furia de un león, a la amistad de una hiena. La realidad siempre supera a la ficción, y para que lo entendiérais tendría que hacer referencias al Tartufo de Molière, Nicolás Maquiavelo, Jekyll & Mr. Hyde, y como referencia bíblica Judas Iscariote. Pero como se haría demasiado extenso, y esto no es una web literaria, concluyo por tanto: Por fin puedo ser YO, sin miedo a defraudar . Un matrimonio de dos termina, para iniciar otro conmigo misma, en comunión con mi verdadero Ser.
Lo que pensaba que sería un nuevo clavo en mi cruz, una travesía desde la Tierra Media al Monte del Destino, donde destruiría el anillo (permitidme que me ponga épica) se convierte en una nueva consulta en el centro de Ourense, con nuevas colaboraciones emocionantes, nuevas amistades que son un regalo, las de siempre dando calor, y una maestría ganada a pulso, desde las cenizas que dejan los duelos sostenidos en el tiempo. Demasiado tiempo…
Estoy fuerte, más sana que nunca, me encanta mi cuerpo, y estoy apoyada con incondicionalidad. Quizás vengan tiempos peores, quizás nuevas enfermedades y sinsabores. Pero ahora tengo nuevas herramientas, seguridad en mí misma, formo parte de un equipo de profesionales en primera línea de la PNI Clínica, y una colección de vivencias que han sido una maestría.
En definitiva, soy la mejor de mis realidades.
Hola al 2024, y a todos los que vengan… Hola a mi yo mejorada. Bienvenida a tu nueva tú…