BOM BO NES… Qué bonita palabra!! Tanto como potito, plastilina, mandarina, amaranto, libélula, saltimbanqui, mariposa, tirita, chocolate, gorgorito, pocillo, carambola, susurro…y otras tantas que me gustan por su cacofonía o porque me retrotraen a momentos bonitos o a mágicas sensaciones. ¿No os ha pasado también con los olores?

Pues a mi la palabra bombón me suena a fiesta en el paladar, celebración, regalo, buenos deseos y sonrisas. Peeeeeero también a culpa…es fácil caer en la glotonería con algo que nos calma y nos da una sensación de placer intenso e inmediato.

El sabor dulce es el primero que descubrimos nada más nacer por eso está ligado íntimamente a nuestro ser. La leche materna es dulce, e incluso los bebés que son alimentados con leches en polvo también se encuentran con este sabor dulce como primer sensación gustativa.¿Y les gusta? Muuuuuucho. ¿Y qué pasa cuando el bebé llora? Le damos más sabor dulce en forma de leche,  aunque quizás lo que esté demandando es el contacto con la piel de sus padres, cariño, abrazos y mimos… De ahí nos debe “nacer”, a la mayor parte de los adictos al dulce, nuestra manera de calmar nuestra ansiedad o falta de cariño. Con postres.

Lo mío viene de bien pequeña. Mis padres tenían una pastelería en Orense, y al parecer mi escondite favorito era frente al escaparate de los bombones jijiji  más de una vez, ejem, y de bastantes más…tuvieron que sacarme de allí mientras trataba de demostrar una dignidad imposible de apoyar con credibilidad con aquel bigote chocolateado. Ya veis, no necesité encontrar el papel dorado dentro de una tableta de chocolate como en “Charlie y la fábrica de chocolate”, para poder visitar el mundo mágico de Willy Wonka. ¡Yo ya lo tenía en casa! Ainsssss ¡¡qué tiempos de efluvios de chocolate, vainilla, azúcar tostado y canela!!

Bueno, volvamos a la realidad y a la racionalidad. Seamos claros, los bombones convencionales están llenos de azúcar blanco, leche, nata, mantequilla, cacao refinado, y algunas marcas incluso almidones y gluten. Un veneno disfrazado de inocente placer. Pero como todo placer es adictivo y lo echamos de menos cuando tenemos o queremos cuidarnos. Así que tenemos tres opciones:

  • minimizar el consumo de este tipo de alimentos
  • eliminar totalmente este tipo de alimentos
  • convertirlos en aliados de nuestra buena salud cambiando sus ingredientes nocivos por otros saludables

Yo, sin lugar a dudas, me quedo con esta última opción. Y además, para probarlos tenéis una excusa genial…esta semana es San Valentín…y de verdad, si hacerlos es ya un regalo para uno mismo, compartirlos es lo más. Y por eeeeeeeeso os dejo esta receta sana, equilibrada y riquísima para que también sea vuestra primera opción. Disfrutar. Amar. Vivir…con salud.

Ingredientes:

Crocanti:

  • 2 tazas de almendras crudas activadas (remojadas toda la noche)
  • 1 taza de dátiles
  • 1 cuch/s de sirope de yacon (o agave)
  • 1 cuch/s de aceite de coco

Relleno:

  • 2 tazas y 1/2 de anacardos crudos (remojados 2 h)
  • 1/3 taza de agua (no clorada)
  • 1/3 de taza de sirope de yacon (o agave)
  • 1/3 de taza de manteca de cacao fundida a baño María
  • 1/3 de taza de aceite de coco
  • 1 pizca de sal
  • 1/2 cuch/p de canela
  • una pizca de haba tonka molida
  • 3 cuch/s de cacao en polvo crudo
  • semillas de cáñamo al gusto

Las tazas medidoras que yo uso son éstas: Lacor 67007 – Juego de 4 medidas cazos inox 18/10

Las cucharas medidoras que uso son éstas: Lacor Juego De 5 Medidas Cucharas Inox 18/10

cuch/s : cuchara sopera  cuch/p : cuchara de postre  cuch/c : cuchara de café

Preparación:

El crocanti:

Mezclar las almendras, los dátiles y el aceite de coco en el procesador de alimentos hasta que quede una masa homogénea pero con textura . No lo hagas en la batidora o en una robot tipo Thermomix, porque queremos dejar un poco áspera la masa y la batidora la dejaría muy cremosa 🙂 A continuación, añade el sirope. Mezcla con la mano y reserva en la nevera.

El relleno:

Mezcla todos los ingredientes, menos las semillas de cáñamo  y el cacao en polvo, en la batidora hasta que quede completamente lisa y cremosa. Anteriormente debes derretir a baño maría la manteca de cacao y el aceite de coco  sin pasar de 42ºC para que no pierdan propiedades y el bombón se considere crudivegano.

A continuación, vierte la crema en un bol y añade el cacao en polvo y las semillas de cáñamo al gusto. Mezclas bien y empezamos a rellenar los moldes de silicona para bombones.

Viertes una parte de la masa del relleno en la parte baja de los huecos del molde. Lo pones en la nevera unos 30 min. Sacamos de la nevera y  ponemos el crocanti sobre la primera capa ya solidificada. Otra vez a la nevera otros 30 min. Y por último ponemos la última capa de la masa del relleno. Ahora unas 2-3 h al congelador y listo!!!

Al servir los pincelamos con sirope de agave y espolvoreamos con más semillas de cáñamo. Ñaaaaaaaaam!!